martes, 6 de noviembre de 2007

No será porque los años son
cada vez más cortos
que he tenido a veces la intención
de atrapar el tiempo con las manos.

No será porque los días son
cada vez más largos
que he dejado de llevar reloj
por no mirarlo demasiado.

Y no será
porque tú te hayas marchado.
Y no será, no será,
porque ya no estás aquí.
Sé que no será
porque no me has perdonado.
No será, no será,
porque ya no soy feliz.

No será porque la luna está
siendo investigada
que las noches se hacen tan oscuras
que no me visitas ya ni en sueños.

No será alergia primaveral
o tristeza de verano.
En otoño siempre me pongo mal
y en invierno igual porque se acaba el año.

Y no será
porque tú te hayas marchado.
Y no será, no será,
porque ya no estás aquí.
Sé que no será
porque no me has perdonado.
No será, no será,
porque ya no soy feliz.

-"No Será", Fangoria.

3 comentarios:

k dijo...

te hacen falta un bonche de nalgadas o estatequietos verdad?

israel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
israel dijo...

Soñarte Fest: Festival Experimental de Arte Multidisciplinario

No me di cuenta hasta el día siguiente de hasta que extensión había compartido el espacio con las instalaciones de Marcela Perez y Julio Torres. De entre la cantidad de propuestas que conformaban este festival de arte experimental me gustaría rescatar dos de ellas que apuestan no por la permanencia que queda plasmada en la pintura, fotografía o escultura, pero que de igual forma o aun mas, buscan sacudir las fibras fundamentales del ser humano. El arte usualmente pretende trascender el tiempo por medio de su presencia en la realidad, es algo visual y concreto con formas y dimensiones que se nos acercan fáciles de percibir, o al menos reconocer, a través de nuestros sentidos. Estas dos piezas buscaron trascender al tiempo y el espacio a través no de concretos sino de sentimientos que quedan impresos en la memoria de cada quien que interactuó con ellos.

Julio nos invita a su intimidad. En sus pijamas y en la cama que seguramente es en la que duerme en su casa se nos enfrenta desenfadado y libre de estilizaciones que dibujen lo que no es. Y es que nunca me percate de que la intimidad que te abraza una ves que entras al espacio donde se desarrollan sus sueños es intuitiva. Mientras una cámara espía desde el frente de la cama, posicionada como para recordarte que nunca te encuentras solo más siempre estas bajo el constante escrutinio inconciente de ti mismo; aun en tu misma cama. Una idea perturbadora una vez que se toma en consideración que la libertad es una búsqueda constante del ser humano y en realidad nunca seremos libres de esa cámara vigilante que es nuestra propia conciencia. REposicionandome en el momento, fue interesante el concepto de exteriorizar tus lugares sagrados, extraerlos de su lugar común y llevar los sentimientos que estos conjugan a disolverse con un público. Este lugar no existe o más bien existió solo por unos momentos. Esta característica del performance, su impermanencia en el tiempo, me parece una de las tendencias que mas proponen en la experimentación. Al no solo regalarnos ese momentáneo lugar sino también invitarnos con su presencia a la convivencia en el contexto de su privacidad, Julio logro adentrarse en la intimidad de todos ellos que participaron voluntaria e involuntariamente en su trabajo. Esta es otra característica que sorprende de su trabajo, la facilidad con que el individuo logra involucrarse en esta interacción mutua. Uno se ve de repente participante, desde el momento en que se transguede el espacio que cercaba la instalación. Es un acto mayormente involuntario confundirse con los elementos del lugar, para los que no conocíamos la situación, y no es hasta que uno reflexiona detenidamente sobre el significado de la pieza que uno se logra reconocer participante. Es que Julio no se esconde, y esa actitud de exhibicionismo descarado es sorpresiva en estos tiempos en la que ocultarnos se ha convertido en nuestro sello de fábrica.